Producción de etanol a partir de la cáscara de piñón
El área de Biomasa del Instituto de Investigación Geológico y Energético (IIGE) inició el proyecto para la implementación de una planta prototipo para la producción de bioetanol a partir de la cáscara de piñón (residuos lignocelulósicos). Esta iniciativa surgió luego de haber culminado una primera fase en la cual se estudió la viabilidad técnica de producción de bioetanol a partir de la hidrólisis enzimática de dicho residuo (Jatropha curcas). Con esto se pretende escalar el proceso definido en laboratorio y validar los rendimientos a un mayor volumen de producción.
El proyecto es financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), con un periodo de ejecución de 24 meses a partir del 11 de febrero del presente año. Acorde a la planificación, se espera a finales de este año contar con la planta prototipo implementada, para lo cual, el equipo técnico de IIGE se encargará del diseño del proceso y de los equipos que requieran planos a detalle para su construcción. Una vez realizada la implementación, se procederá con la optimización de las variables del proceso, etapa durante la cual, se evaluarán los rendimientos obtenidos en cada etapa.
La importancia de utilizar residuos lignocelulósicos como fuente alternativa para la producción de bioetanol, radica en la diversificación de subproductos dentro de una misma cadena productiva, logrando una valorización energética de residuos que no son actualmente aprovechados. Con lo cual, si bien la planta será implementada para trabajar con residuos del proceso de extracción de aceite de piñón, también nos permitirá evaluar otros tipos de residuos del país que puedan adaptarse a las condiciones estudiadas.
La cáscara de la semilla de Jatropha curcas es un material lignocelulósico, que posee entre sus componentes estructurales celulosa y la hemicelulosa, los cuales representan una fuente de azúcares fermentables que pueden ser empleados en la producción de bioetanol. El presente proyecto se alinea al Plan Nacional del Desarrollo, el cual en su Política 5.6, entre otros, promueve la investigación, la formación, la capacitación, el desarrollo y la transferencia tecnológica, la innovación y el emprendimiento, la protección de la propiedad intelectual, para impulsar el cambio de la matriz productiva; además, la promoción del desarrollo de las energías renovables, según manda nuestra Constitución.